Evaluación de la audición en los niños

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Existen diferentes pruebas audiológicas que nos ayudan a evaluar la audición del niño. Estas pruebas son la Audiometría, la Timpanometría, las Otoemisiones Acústicas, los Potenciales Evocados Auditivos.

 

Si su hijo presenta alguno de estos elementos, se debe sospechar que tiene una discapacidad auditiva:

 

  • Sube el volumen de la televisión
  • Tiene un retraso en el lenguaje
  • Falta de atención

 

Hay que detectar precozmente si hay un déficit auditivo, porque, si se detecta a tiempo, se puede tratar. Un niño con pérdida auditiva va a tener un retraso o ausencia de lenguaje. Según la OMS, entre 1 y 3 de cada 1.000 bebés nacen con algún grado de deficiencia auditiva. El niño que tiene más riesgo de ser sordo es un niño prematuro, un niño que ha estado en la Unidad de Cuidados Intensivos, o que ha tenido la bilirrubina alta, o al que se le han administrado fármacos tóxicos para el oído. También existe riesgo de sordera si hay antecedentes familiares de pérdida de audición en niños, o complicaciones durante el parto, infecciones de oído frecuentes, enfermedades infecciosas como la meningitis o el citomegalovirus (CMV), exposición a sonidos muy fuertes, aunque hayan sido de corta duración.

 

Timpanometría:
Es una prueba que nos ayuda a determinar el funcionamiento del oído medio. Nos indica si hay líquido dentro del oído o no.

Audiometría:
Es un aparato que produce sonidos a diferentes volúmenes y tonos a través de unos auriculares que se colocan en los oídos del niño. El niño debe responder cuando escuche el sonido. Para realizar esta prueba, el niño debe ser mayor de 3 años para cooperar y realizar la prueba.

 

¿Cómo se realiza la prueba de audición en un niño muy pequeño?
La audición en un niño grande puede evaluarse como en un adulto, pero en el niño más pequeño, la audición se evalúa mediante una audiometría condicionada por el juego. Para ello se necesita un equipo determinado que tenemos en nuestra consulta. El niño oye un sonido y luego se mueve un juguete. A continuación, cuando el niño vuelve a oír un sonido, empieza a mover los ojos, esperando ver cómo se mueve el juguete. Si el niño mueve los ojos, significa que sí ha oído el silbido. El juego se repite con diferentes frecuencias y volúmenes. Dura menos de 15 minutos.
También se evalúa la audición con las otoemisiones acústicas.

 


 

Potenciales Evocados Auditivos:
Para este tipo de prueba es necesario sedar al niño o esperar a que esté dormido. Los niños mayores, más cooperativos, pueden realizar la prueba en un ambiente tranquilo mientras juegan o están ocupados visualmente.
La prueba consiste en introducir unos pequeños auriculares en el canal auditivo del niño. A través de los auriculares se emiten sonidos de «clic» mientras los electrodos colocados miden la respuesta del nervio auditivo al sonido.
Un ordenador promedia estas respuestas auditivas y emite los resultados representados como formas de onda en la pantalla. Los potenciales evocados auditivos pueden predecir relativamente bien que la audición de un niño es normal si está dentro de este rango.

Emisiones otoacústicas:
Realizamos esta prueba con el niño dormido. Esta prueba tarda unos segundos en realizarse y se coloca un pequeño instrumento dentro del canal auditivo.
Y el aparato de Otoemisiones Acústicas emite unos sonidos y ese sonido es recibido por las células ciliadas externas del oído interno, que emiten una respuesta que se considera como normal.

Cuando el niño no oye, no se genera ninguna respuesta. En algunos casos, la pérdida de audición puede estar causada por problemas en otras partes de los componentes auditivos.

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