La flema es un tipo de moco que proviene de los pulmones y de las vías respiratorias inferiores cercanas. Este tipo de mucosidad desempeña un papel crucial para evitar que los gérmenes y las partículas entren en las vías respiratorias o en los pulmones y que causen una infección. Normalmente, la flema es clara, fina e imperceptible. Cuando alguien está resfriado o tiene una infección, la flema puede espesarse y cambiar de color. Otras causas subyacentes también pueden afectar al color de las flemas. Colores de las flemas Texturas de las flemas Solicita tu cita en el Centro Médico Picasso por WhatsApp, página web o teléfono. Fuente: MEDICAL NEWS TODAY
¿Qué indica el color de tu flema?
El color de las flemas puede ofrecer información útil sobre lo que puede estar ocurriendo con
los pulmones y otros órganos del sistema respiratorio. Una persona puede seguir esta guía
de colores como referencia:
La flema clara es típica. Está formada por agua, sales, anticuerpos y otras células del
sistema inmunitario. Después de su producción en el tracto respiratorio, la mayor parte baja
por la parte posterior de la garganta, antes de que la persona la trague.
La flema marrón puede indicar una posible hemorragia. Aunque es probable que se deba a una hemorragia ocurrida hace tiempo, también puede indicar una infección crónica, como la bronquitis. Las personas que fuman también pueden tener flemas marrones. La flema negra puede indicar la presencia de una infección por hongos, un historial de tabaquismo u otras sustancias que la persona haya inhalado regularmente. Una persona que tenga flema negra debe ponerse en contacto con su médico inmediatamente, especialmente si tiene un sistema inmunitario debilitado.
La flema blanca significa congestión nasal. Cuando la cavidad nasal está congestionada, los tejidos están hinchados e inflamados, lo que ralentiza el paso de las flemas por las vías respiratorias. Cuando esto ocurre, la flema se vuelve más espesa y turbia o blanca.
La flema amarilla indica que las células inmunitarias están empezando a actuar en el lugar de la infección o en otro tipo de afección inflamatoria. Los glóbulos blancos son las células del sistema inmunitario encargadas de luchar contra los gérmenes. Al seguir luchando contra la infección, la flema los recoge, dándole un tono amarillento.
La flema verde indica una respuesta inmunitaria generalizada y robusta. Los glóbulos blancos, los gérmenes y otras células y proteínas que el cuerpo produce durante la respuesta inmunitaria dan a la flema su color verde. Aunque las flemas de este color pueden indicar una infección, una persona no siempre necesita antibióticos. La mayoría de las infecciones que provocan flemas verdes son virales y suelen resolverse sin tratamiento en unas pocas semanas. La flema suele volver a ser blanca al cabo de unos días. Si esto no ocurre durante un tiempo prolongado, puede indicar una infección bacteriana. La persona debe consultar con su médico antes de usar antibióticos. El uso de antibióticos cuando son innecesarios puede ser perjudicial, ya que las bacterias pueden crear resistencia. Si la flema verde se presenta con dificultades para respirar, dolor en el pecho o tos con sangre, es otra señal para consultar urgentemente al médico.
Las flemas rojas indican la presencia de sangre. Hay muchas razones para que haya sangre
en las flemas. Toser mucho, como en el caso de una infección respiratoria, a veces puede hacer que se rompan y sangren los pequeños vasos sanguíneos de los pulmones o las vías respiratorias.
Cuando el conducto nasal de una persona se hincha, puede producirse una hemorragia nasal. Esto puede hacer que la sangre se filtre en el goteo postnasal que luego expulsan al toser. En otras situaciones, la sangre en la mucosidad puede indicar la presencia de una afección médica grave, como la tuberculosis, un absceso o un cáncer de pulmón.
La flema también puede adoptar diferentes texturas, que van desde la acuosa hasta la espesa y pegajosa. La flema fina y acuosa suele ser típica e indica un tracto respiratorio sano.
Durante una infección, las células inmunitarias, los gérmenes y los residuos se acumulan en la flema, haciéndola más espesa, pegajosa y turbia. La tos y los estornudos ayudan al cuerpo a eliminar el exceso de flema, mucosidad y otras cosas que no pertenecen al tracto respiratorio.
La enfermedad o la infección no son las únicas cosas que pueden hacer que la flema se vuelva más espesa. Estar deshidratado o incluso dormir puede hacer que la flema se mueva más lentamente y se vuelva más espesa de lo habitual.
Es importante llamar al médico si las flemas no mejoran al cabo de unos días, si este es tu caso comunicate con el Dr. Castrillón para una evaluación.
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